viernes, 19 de febrero de 2010

Amor para tres

Tal como estaba previsto,
a la hora acordada,
en el momento señalado.
Un sol tempranero
se levanta entre las nubes.
Sus manos se rozan,
por penúltima ocasión.

Se dirigirán por última vez
diciendose sus últimas palabras,
con sus últimos puntos,
y sus últimas vocales,
antes de suspirar;
por última vez,
aún con sus manos en lazo.

Sintiendo suya la decepción,
extrañados de no encontrar
una posible solución
al problema planteado:
“no había tanto amor,
ni tanta generosidad
para repartir entre los tres.”