viernes, 6 de abril de 2007

Ashes (Relatos conjuntos)



Y su verdadero pesar pesó en las hojas que se amontonaban en el camino.
La noche, cayó como un rayo encima de las nubes, y ahí se quedarón, llorandose.

¿Quién se podía figurar que perderían su inocencia de un momento a otro?
Nadie, absolutamente nadie. Y eso fue lo que echó a perderla.

Descubrieron que sus lagrimas sabían a amargura. Que sus gritos eran dulces.
Se extasiaron de ellos. De ellos y de su perdida inocencia.

Aún en las noches negras plañen quejumbrosos a su madurez incomprendida.

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