Apenas sé que poner en un blog y abro otro. yoquesé... pudiendo tener dos, porque tener uno? eso me pasa también con la personalidad.... errrrrrrrr... vaya, ya me he descubierto. Y lo siento, lo siento de verás y lo vuelvo a poner de pie; mi psiquiatra me ha dicho que mejor duplique la dosis. A este paso me van a tener que dar las recetas por lotes. Yo lo que quiero es que nos demos el lote.
Una azul, una amarilla y de paso un frenadol. A ver si me coloco un poco. ¿Cuanto falta para que se acabe esta descarga? Dos semanas y un día. La veré(mos) y estara desenfocada, o como la última, que duraba una hora. Eso si que es censura. Ayer quedamos en Berlín y fuimos a ver a unos amigos que tienen una casa underground y siempre ahí gente tocando y gente drogándose y gente follando y gente, gente y más gente. La verdad es que no quedamos. Ni fui a Berlín ni soy adulto. Lo desmiento. Me censuro, que queda más cool.
Culo, caca, pedo, pis. Si, quiero ser pequeño, acostarme a las nueve y jugar con el coche de bomberos de playmobil. Pero ya sé que no es posible, personalidad pesimista. Me tomo cinco azulitas y divago un poco más. Doctor Zhivago es una buena película. Me tomo una cerveza y erupto, buen síntoma. Regüeldos aparte, mis recuerdos son a flor de piel. Convulsiono de gusto, esa palabra me gusta. ¡Convulsionados todos, convulsionemos!
En la cuerda floja del absurdo. Recuerdo, perder de pequeño un peluche, doctor. No, no me dé más pastillas. Escucheme. Creo que no me escucha doctor, solo quiere drogarme. Lo tiré por la ventana y cayó en el tejado de una casucha. Cuando abríamos la ventana, soñaba con un ser que salía por la ventana en una escalera hacía el cielo. El olor de la tahona que había pocos metros calle arriba inúndaba la sala. Aún la huelo si cierro los ojos.
Cierro los ojos y estoy en Bombay.
Una azul, una amarilla y de paso un frenadol. A ver si me coloco un poco. ¿Cuanto falta para que se acabe esta descarga? Dos semanas y un día. La veré(mos) y estara desenfocada, o como la última, que duraba una hora. Eso si que es censura. Ayer quedamos en Berlín y fuimos a ver a unos amigos que tienen una casa underground y siempre ahí gente tocando y gente drogándose y gente follando y gente, gente y más gente. La verdad es que no quedamos. Ni fui a Berlín ni soy adulto. Lo desmiento. Me censuro, que queda más cool.
Culo, caca, pedo, pis. Si, quiero ser pequeño, acostarme a las nueve y jugar con el coche de bomberos de playmobil. Pero ya sé que no es posible, personalidad pesimista. Me tomo cinco azulitas y divago un poco más. Doctor Zhivago es una buena película. Me tomo una cerveza y erupto, buen síntoma. Regüeldos aparte, mis recuerdos son a flor de piel. Convulsiono de gusto, esa palabra me gusta. ¡Convulsionados todos, convulsionemos!
En la cuerda floja del absurdo. Recuerdo, perder de pequeño un peluche, doctor. No, no me dé más pastillas. Escucheme. Creo que no me escucha doctor, solo quiere drogarme. Lo tiré por la ventana y cayó en el tejado de una casucha. Cuando abríamos la ventana, soñaba con un ser que salía por la ventana en una escalera hacía el cielo. El olor de la tahona que había pocos metros calle arriba inúndaba la sala. Aún la huelo si cierro los ojos.
1 comentario:
me ha gustado mucho. absurdamente genial.
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